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Quiero que mi perro sea estable y feliz. Que esté tranquilo en casa cuando está solo.

¿Crees que ese pensamiento es algo frecuente entre las personas que tienen perro?

Te voy a dar la respuesta: depende.

Si le preguntaras a las personas que he atendido, sí sería muy frecuente.

Pero si le preguntaras a todo el que tiene perro, te das cuenta de que no es así. Solo desean tener un perro estable quienes tienen un perro que tiene ansiedad. Quien tiene un perro emocionalmente estable, no es consciente de lo afortunado que es.

Si quieres saber si este es el servicio que necesitas para que tu perro sea feliz, escribe a etologia@jmveterinarios.es o deja tu email aquí abajo. Te llegará la información de este servicio a tu bandeja de correo. Además, por suscribirte, recibirás un documento explicativo sobre los ladridos de tu perro. Útil para ti si sufres ese problema. Y si no es tu caso, pero te gusta el documento, puedes escribir para sugerir sobre qué problema te gustaría que hiciera un documento similar.

Te contaré algo que me pasó hace unos años. Esto te interesa, lee hasta el final y lo entenderás.

Volvía de viaje de vacaciones con unos amigos. En coche. Yo conducía.

Me equivoqué en algún desvío y no cogimos el camino correcto. Hicimos muchos km hasta coger la autopista A4.

Se nos hizo de noche antes de llegar a Despeñaperros. En la tercera o cuarta curva, tremendamente cerrada, nos salimos de la carretera, a 50 km/h. Golpe con el guardarraíl, coche dañado que no podía seguir circulando.

Nosotros sin un rasguño, fue un golpe leve como para sufrir daños, pero fuerte como para que tuviéramos que pedir asistencia.

De ánimo estábamos bien, no había pasado nada. Mientras esperábamos, hacíamos bromas y nos reíamos. El peor parado era yo, porque era mi coche, pero tenía seguro a todo riesgo. Teníamos suerte. Podíamos bromear tranquilamente porque no nos había pasado nada.

Vino una grúa a llevarse el coche y un taxi a recogernos para llevarnos de vuelta a Madrid.

Entre unas cosas y otras, el viaje que iba a ser algo menos de 5 horas, se convirtió en más de 8.

Vivía con mis padres y estaban avisados de lo que había pasado. Al llegar a casa, todo estaba en orden, me fui a la cama y descansé. Ya tocaría después ir al taller a ver qué pasaba con el coche.

Llegué de madrugada, casi ya de día, pero me acosté para dormir lo que pudiera.

Lo importante para mí en ese momento era llegar a casa y descansar.

Cuando uno llega a casa, ya sea del trabajo o de una situación desagradable, lo que desea es que todo esté en orden en casa y poder tener un momento de relajación.

Cuando llegas a casa, lo que no quieres es ponerte a recoger pises o cacas que ha hecho tu perro en tu ausencia, o recoger los trozos de espuma del sofá que ha roto, o ropa interior que ha destrozado y repartido por el salón.

Eso no lo quiere ni tú, ni nadie.

Nadie quiere llegar a casa y tener un aviso de la policía porque los vecinos han denunciado los ladridos continuados de tu perro durante 5 horas. Imagínate la ansiedad que hay que tener para pasar horas así.

Cuando llegas a casa, deseas, tal vez, cambiarte de ropa y salir a dar un paseo con tu perro. Pero no cabrearte por el trabajo extra que tienes.

Y lo peor es que ya estás de mala leche desde que tomas el camino a casa, pensando por dentro qué te encontrarás al llegar…

Y todo esto pasa porque tu perro lo pasa mal cuando está solo.

La ansiedad por separación es una enfermedad.

Le quitamos importancia porque no vemos signos físicos de enfermedad, o un análisis de sangre alterado, o una masa que le crece en alguna parte del cuerpo. Sin embargo, la ansiedad es una enfermedad que afecta a la salud emocional de tu perro.

¿”Solo” eso?

No. En la mayoría de casos que he tratado en casi 15 años, afecta también a la salud emocional de quienes conviven con el perro que tiene ansiedad por separación. ¿Cuántas veces has llorado porque ves a tu perro sufrir?

Quieres que tu perro sea estable y feliz porque le deseas lo mejor. Y, además, que él sea feliz te hará más feliz a ti.

Quieres disfrutar de tu perro.

No quieres ir a casa con agobio pensando “qué habrá que limpiar hoy”.

La parte buena es que esta enfermedad tiene solución.

La parte mala es que no es rápido, ni inmediato, ni depende únicamente del veterinario.

Cuando la enfermedad requiere una cirugía, sabes que tendrás que pagar 700 €, pero tras las dos horas de intervención, se habrá recuperado y ahí ha quedado todo. Bueno, requerirá unos días de cuidados posoperatorios. 5 días más, tal vez 10. A lo mejor parece caro 700 € por dos horas, o por 15 días. Pero lo importante es que se ha solucionado.

Pero en este caso no es una cuestión de pagar y punto final.

Requiere un trabajo diario. Y un progreso lento.

Uf…

A veces es desesperante.

¿Cómo puedes conseguir recuperar algo que antes tenías? Algo como ir al cine 2 horas, sin el nerviosismo de dejar a tu perro y que lo pase mal.

Con un servicio de etología.

Puedes entender mejor si este servicio es para ti y viceversa, dejando tu email. Te explico con detalle para qué tipo de personas está indicado mi servicio.

El servicio de etología que te ofrezco a lo mejor no es el que estabas pensando:

“Una consulta, una hora, me dan una receta y me explican lo que hay que hacer. Y se acabó”.

No, no es así.

En mi experiencia, he comprobado que el éxito se encuentra más rápidamente cuando se dan dos situaciones a la vez:

  1. Hay un acompañamiento durante el proceso. Hay que ver la evolución y hay que estar cerca en los momentos de mayor desesperación cuando la evolución es lenta.
  2. La persona o el grupo familiar que convive con el perro tiene las características adecuadas para que el tratamiento funcione.

Yo puedo hacer el acompañamiento siempre. Pero solo si se cumple el segundo punto, obtendremos buenos resultados en el menor tiempo posible.

Por eso, dedico tiempo a seleccionar correctamente a las personas que van a cumplir el segundo punto, para ofrecerles mi acompañamiento durante toda la terapia.

Mi servicio consiste en emitir un diagnóstico, pronóstico y terapia ajustada al paciente. Y, sobre todo, el acompañamiento durante todo el proceso, para guiarte, para ver la evolución, para animarte si lo necesitas.

Por eso, solo acepto un número reducido de casos al mes para poder dedicarles tiempo de calidad.

Evidentemente, no es un tipo de servicio que puedes encontrar en Groupon o buscando promociones en Google. Lo siento, no funciona así.

¿Cómo puedes saber si eres el tipo de persona que es adecuada para mi servicio?

Rellenando un formulario de contacto, con unas preguntas para valorar si este servicio es para ti o no lo es.

Si la valoración es positiva, me pongo en contacto para pedir algunos datos más y poder darte cita.

Si respondo diciendo que no, no es que no tenga solución tu caso. Es que no es este el servicio de etología que mejor se adapta a ti, pero puede haber otros que sí encajen.

 

En estos momentos, estás en una de estas tres situaciones:

  1. Te interesa el servicio, quieres rellenar el formulario ya.
  2. Te interesa el servicio, te lo quieres pensar. Es normal. Quieres más información, es una postura razonable.
  3. No te interesa este servicio. 

Si estás en el tercer caso, te irás para seguir buscando. No hay problema. 

 

Si estás en los casos 1 o 2, lo que tienes que hacer es apuntarte gratis a mi newsletter.

Escribo consejos sobre modificación de conducta, aprendizaje, técnicas… y te saco una sonrisa mientras te lo cuento.

Y me sirve para explicar cómo trabajo.

 

¿Quieres aprender trucos, consejos, curiosidades sobre el comportamiento de tu perro?

¿Quieres comprobar si es verdad que seré capaz de dibujarte una sonrisa?

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